Gracias Maia Kiszkiewicz por la nota!
El espacio virtual resulta refugio por lo amplio. Hay lugar tanto para lo periodístico como para lo narrativo, la crónica y la autoficción. Andy Cukier es docente, se especializa en el universo podcaster y realiza Crudo, Gatocracia y Está bien no estar bien, junto a Gabuleta. “La mayoría de lo que escribo habla de salud mental –dice Andy–, que es algo que me atraviesa. Tengo distintos diagnósticos, recientemente recibí el de autismo también, entonces aparecen los miedos, las preocupaciones, los dolores, la ansiedad y la alegría”.
¿Qué relación plantea con la audiencia? “No busco que la gente se identifique, pero son cuestiones que a cualquiera, alguna vez, le tuvieron que haber pasado. Y me parece vital compartirlo. Todas las personas que trabajamos en comunicación, de alguna o de otra manera, creemos que lo que tenemos para decir tiene valor y amerita ser escuchado. Es una cuestión de ego. Y me pone contenta que lo escuchen. Me gusta pensar que el contenido habilita a conversaciones honestas sobre la salud mental”.

Autogestión sonora y sorora
Con respecto a la edición, Andy escucha y siente. Respeta los silencios del texto y los cambios de tono en la música. Los conjuga y adapta. Pronuncia consciente de estar leyendo para una grabación y, después, agrega efectos, enfatiza. De esa forma, genera climas: “En mis proyectos personales soy la que piensa el formato, luego produzco, escribo, grabo, edito y distribuyo. Esto me da la posibilidad de tener el control total sobre mis productos”.
“Desde Furor consideramos que el podcast habilita una forma de democratizar la comunicación y la información. De ejercer ese derecho –agrega Josefina–. El ejercicio de la comunicación en primera persona es importante». Porque para generar contenido basta con poder grabar y editar. Algo que, actualmente, se puede hacer desde cualquier celular. Después, si la persona lo desea, puede profesionalizarse y adquirir herramientas que mejoren la calidad integral de la producción final.
Otra ventaja del podcast, afirma Luciana, es que se puede compartir y escuchar en cualquier lado y de forma atemporal. “Resulta ideal para expandir la lucha”, concuerdan quienes hacen La noche más larga. “Y permite encontrar diversas formas de contar historias. Por ejemplo, hacer episodios que duren uno o dos minutos, o casi una hora”, agrega Andy. Ejemplo de esto es Crudo, una de sus producciones, que con episodios de entre 4 y 10 minutos muestra historias de autoficción que, afirma la creadora, no están en el punto conveniente y aún sangran.
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